En Colombia muchas cosas deben cambiar, pero en un año de nuevas posibilidades es importante ver que el camino para mejorar no solo se encuentra en las elecciones locales, ni en la terminación del conflicto, un paso importante, pero solo un paso de tantos necesarios en nuestra patria, con este pensamiento, como miembro de una comunidad universitaria, creo que dar la cara a la sociedad es el primer escenario que se debe dar para poder mejorar, más aun con una realidad que ya es titular nacional.
El pasado mes de junio, la Corporación Transparencia por Colombia organización sin ánimo de lucro creada desde el año 1998, entidad que tiene como fin una lucha civil contra la corrupción, una tarea necesaria para todo el país, presentó los resultados para el período 2013 – 2014, sobre el índice de transparencia nacional, en el marco de la labor desarrollada en su observatorio de integridad.
En ese sentido, es cuando retomo la frase de cara a la sociedad, la Universidad de los Llanos, de donde soy orgullosamente egresado, fue parte de la noticia al momento de la emisión del informe presentado por la entidad que busca como fin la integridad pública, donde un comentario de corrillo, se volvía realidad; La Universidad de los Llanos es la segunda universidad del país, de 32 evaluadas, con más alto riesgo de corrupción, con un índice de transparencia nacional calificado en 48,4, solamente superado por la Universidad de Córdoba con la no muy lejana calificación de 48,3.
El anterior resultado, deja la universidad de la media Colombia posicionada entre las entidades con más alta corrupción del país, al lado de otras que unificando la lista entre instituciones públicas y universidades, nos deja en el mismo rango del Consejo Superior de la Judicatura, el Senado de la Republica, y por último la Cámara de Representantes.
Pero esta realidad no es nueva, en una medición anterior del índice transparencia nacional, para el período 2008 – 2009, se ubicó a la Universidad de los Llanos en el puesto 124 de 137 entidades evaluadas, cerrando el rango, en ese entonces, de las instituciones con nivel medio de riesgo de corrupción, es bueno recordar que en la medición presentada para el año anterior, la ubicación de la universidad se deterioró y se encuentra ahora en riesgo alto.
El índice de transparencia nacional evalúa tres factores, el primero de ellos es la visibilidad, refiriéndose a la capacidad de la entidad de divulgar elementos como la información pública, la gestión administrativa, la gestión presupuestal y financiera y por último los trámites y servicios al ciudadano, todos estos ítems son ponderados bajo un 30% del total del resultado final del indicador, y van en vía de la lógica de que la visibilidad de la información propicia control social, el resultado para la Universidad de los Llanos fue una calificación de 54,1, manifestando así barreras en la divulgación de la información de la universidad.
El segundo factor evaluado en el índice de transparencia nacional, es el factor institucionalidad, el cual recibe el mayor peso de la medición, con un 40% del total del índice, y a su vez es puntual en la orientación de la apreciación dirigida al concepto de integridad, y lucha contra la corrupción, es por ende que allí la definición del factor se realiza bajo cinco temas esenciales, los cuales corresponden a: Medidas y estrategias anticorrupción, gestión de la planeación, políticas de comportamiento ético y organizacional, gestión de la contratación y gestión del talento humano, con todo y lo anterior para la Universidad de los Llanos el resultado de la valoración de ese factor corresponde a 39.2, por lo cual se presenta que la universidad tiene falencias en acciones de prevención y mitigación de hechos de corrupción y presenta dificultades en la tarea de crear una cultura de transparencia al interior de la entidad.
Finalmente, se encuentra el factor control y sanción, el cual cuenta con un mayor ámbito normativo para su aplicación en las entidades públicas y busca medir las capacidades institucionales para promover, facilitar y generar acciones de control y sanción sobre su gestión, integrando un concepto que va en la ruta de mayor control social, la participación ciudadana, para la medición realizada a la Universidad de los Llanos el resultado fue un 55.1, y puede ser revalidado solo con observar el proceso que se va adelantado frente a la reforma estatutaria, que tantas críticas ha generado.
En ese sentido, la sumatoria de la evaluación hecha a cada uno de los factores, evidencia una realidad que afecta a la comunidad universitaria, todo lo anterior es amparado normativamente, principalmente por la Ley 1447 de 2011 y el Decreto nacional número 19 del 2012, lo cual indica que es una responsabilidad legal buscar una mejor calificación cada año, y no entrar en un retroceso como se evidencia.
Por último mencionar una conclusión, el verdadero cambio es mejorar, es la opción que le queda a la universidad, existen responsabilidades políticas frente a la situación de ser la segunda con más alto riesgo de corrupción del país, la Universidad de los Llanos debe retomar ese papel orientador del desarrollo económico y social de la región, dejar atrás esa época de titulares negativos, y orientarse al cumplimiento de su labor; Más aún cuando se encuentra en cierre de su plan de desarrollo, y a puertas de elaborar un nuevo plan de acción para el siguiente período institucional.